La prácticas deliberativas tienen muchos nombres y apellidos: Asambleas Ciudadanas (nombre muy usado en el mundo anglosajón desde los años 2000 cuando se empezaron a organizar a nivel de país, y utilizado también en la mayoría de los países del mundo), Convenciones Ciudadanas (usado principalmente en Francia, pero también en la Convención Ciudadana de la Comunidad Valenciana sobre salud mental), mini-públicos (aceptación académica), Jurados ciudadanos (que remite a las prácticas de los años 80, que son parecidas a las actuales en su esencia), y un largo etcétera.
En España las primeras iniciativas de finales de los 90 se llamaron sobre todo Jurados Ciudadanos, y a partir del año 2020 seguimos la inercia internacional hablando de Asambleas ciudadanas. Después de unos años de un trabajo intenso, y viendo la necesidad de que esos procesos cuenten con el apoyo de todas las ideologías, pensamos que la palabra Asamblea no es la más adecuada en España porque remite a un imaginario principalmente de izquierdas. De allí que proponemos que los siguientes procesos se puedan llamar, como en Francia, Convenciones Ciudadanas, entendiendo que la palabra “Convención” tiene una acepción más neutra y políticamente menos situada, con la cual todas las fuerzas políticas se pueden sentir cómodas.