Cuando creamos Deliberativa en el 2020, sabíamos que la Ola deliberativa ya estaba en marcha y que iba a llegar a España. En esos cinco años, se han realizado, con o sin nuestra asesoría, una decena de Asambleas y Convenciones Ciudadanas en varias comunidades autónomas, en ciudades y a nivel de estado. Otras cuantas están en marcha o se están preparando. Pensamos que es un movimiento imparable, que contribuirá cada vez más a aportar respuestas concretas a la falta de confianza en los actuales sistemas políticos.
Pensando en el futuro, vemos unos puntos de preocupación y también de esperanza.
La preocupación viene por Asambleas Ciudadanas que se ponen en marcha sin seguir los criterios básicos de la OCDE, en particular el de una gobernanza plural que asegura que todas las partes puedan confiar en el procedimiento y en los resultados; nos preocupa también que no se haga el esfuerzo suficiente para que los mandatos hechos a las Asambleas estén centrados en un dilema político claro y que el sorteo que se realiza no siempre den la misma oportunidad a toda la ciudadanía.
La esperanza viene de que la mayoría de los procesos se hacen con valentía desde sus responsables políticos y muchísimos esfuerzos desde administraciones que entienden su importancia y su valor. Si los principios de actuación son claros, estamos todavía, en todos los países del mundo, afinando las metodologías y todos los procesos contribuyen a su mejora. Destacar también que muchas administraciones se están capacitando para poder realizar mini-públicos, en particular en Euskadi y Cataluña, y que cada más responsables políticos entienden la importancia de la institucionalización para llegar a tener mecanismos estandarizados que sean parte del sistema político, contribuyendo a generar acuerdos políticos de manera eficaz y directa mediante la deliberación informada de la ciudadanía sorteada.